De una escuela a otra
Durante años anduve
de una escuela a otra
caminando
en colectivo
en subte
en tren
en remis
en taxi, alguna vez.
A las corridas siempre o casi siempre
para no llegar tarde
y asì evitar la mala cara o incluso el reto
del directivo en cuestiòn.
Ademàs, detesto llegar tarde.
Una vez, entrè a un aula por primera vez
y apenas entrè casi le digo algo a una alumna
que tenìa sus pies sobre la mesa.
Pero enseguida me di cuenta
que le faltaban ambos brazos.
Al terminar la clase, un compañero la ayudaba
a cargar y llevar sus cosas.
Era muy buena alumna, segùn recuerdo.
Y de ese curso solo recuerdo lo anterior.
Y còmo la alumna hacìa todas sus actividades
con los dedos de los pies.
Eso fue en Lanùs
hace mucho tiempo
hace muchos años.
Y yo no creo haberle enseñado nada a la alumna
o muy poco, en todo caso:
sino màs bien ella a mì
y a todos.